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*VISITA DEL EMPERADOR HAILE SELASSIE I A MÉXICO*

 19 DE JUNIO DE 1954

 

México DF

 

 

Bienvenido El Emperador Haile Selassie, de Etiopía, León de Judá y amante de la libertad de los pueblos, comenzando por el suyo al que librara de la ancestral esclavitud tan pronto sintió sobre sus sienes la corona imperial de Menelik II”.

 

            Yo y Yo contempla la visita de Su Majestad Imperial como un hecho histórico de gran importancia, espiritualmente ha tenido un gran valor el hecho de que Haile Selassie I haya visitado la tierra en donde nosotros nacimos. Pues el León Conquistador vino para enseñarnos a nosotros, sus hijos, el verdadero valor de la gratitud y fidelidad. Se presentó a sí mismo con Real humildad de corazón para enseñarnos el más grande sentimiento que puede existir: Amor (JAHmor).

 

Llegó el Emperador de Etiopía a las 12: 30 horas en el avión Estrella de Etiopía, de la Transworld Airlines, siendo recibido por el Primer Mandatario Mexicano en la plataforma Internacional del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México”, su Majestad visitó dentro de los lugares más relevantes: Ciudad Universitaria, Teotihuacan, el hospital de la Raza (el 22 de Junio), la Avenida Cuauhtemoc, la Avenida 20 de Noviembre, la Avenida 5 de mayo, y la Avenida Juárez y Reforma.

 

            El Emperador de Etiopía descendió del aparato que le condujo a México, acompañado de su hijo El Príncipe Sahle Selassie y de su nieta La Princesa Seble Desta; de su Ministro de Guerra General Brigadier Abeye Abbebe; su Ministro de Justicia y de su Sello Imperial Tsahafi Tezaz Wolde Guiorguis Wolde Yohanes; su Ministro de Asuntos Extranjeros Akhiou Hable Wold”.

 

            Acompañado de su séquito Real, es decir, de su ejército de ángeles de sangre y fuego, El Emperador descendió desde lo alto, dejando rastro de su bondad, la cual aún se puede percibir al tener en las manos un documento, como lo es en este caso el periódico, compartiéndonos directamente sus sabias palabras: “el espíritu de los grandes hombres forma la unidad de las naciones y sostiene el anhelo libertario de los pueblos y por ello es necesario rendirles culto y recordar sus hazañas, para gloria de la humanidad”, mostrándonos así la enorme sencillez con la que expresó su agradecimiento al pueblo mexicano, y a Yo y Yo adoctrinándonos en cómo debemos agradecerle a Él.  

 

            Qidamawi Haile Selassie, el Rey de Reyes y nuestro Dios, compartió la mutua estimación hacia México pronunciándonos: “En un todo y sin reservas compartimos con vuestra excelencia las esperanzas que ha manifestado de que nuestro conocimiento directo contribuye eficazmente a estrechar las relaciones que por feliz suerte existen entre nuestras dos naciones.”

 

            ¡Yo y Yo Damos Gracias por la Revelación! afortunados somos por haber recibido en esta tierra la presencia y el testimonio del Yo en carne, estamos aquí contemplando el venir de los días bajo su propia mano con fe en Jah Rastafari quien dijo en su gloriosa visita: “sus dignos y humanitarios sentimientos y la unánime voluntad me mueven y animan a este pueblo heroico, porque sabe lo que cuesta alcanzar la libertad y no ignora cuanto vale conservarla, la quiere desea y defiende para todos por igual”.  

 

            Su Majestad manifestó que considera a México como el hermano mayor de la América Latina y que: “México y Etiopía se parecen geográfica e históricamente, había leído mucho sobre vuestra patria, pero lo que ahora he tenido oportunidad de observar, deja muy atrás lo que conocía a través de los libros”.

 

Por ende Yo y Yo tiene una gran Responsabilidad bajo sus hombros, de construir, a través del esfuerzo espiritual y físico, una nación fuerte y moralmente disciplinada; pues si fue digna de ser comparada con la esplendorosa nación etíope por el Emperador Haile Selassie I Jah Dios Rastafari, entonces debemos hacer el valeroso esfuerzo de no perder el título con el que Su Majestad nos condecoró.

 

            Al referirse a la participación de la mujer etíope en la vida activa del país, dijo el Emperador que en la medida en la que puede desarrollar su actividad, la mujer interviene en la vida de la nación y señaló que él precisamente es  hijo de una reina de Etiopía.

 

            Después de dichas palabras Haile Selassie I nos dejó ver su insondable equidad con respecto al género humano. El papel de Alfa y Omega en el progreso de la nación etíope, nuestra nación, la Nueva Flor Addis Ababa, es de  suma importancia. 

 

            Indicó una vez más, que su visita a México, no respondía a fines comerciales, el Negus Negusti manifestó la ayuda mexicana de esta manera: “no me guía al venir a México otro deseo que el de agradecer la cooperación que su digna representación brindó a mi país, ante la Sociedad de las Naciones, cuando se puso a debate la agresión sufrida a mi país en 1935 y que las relaciones entre México y Etiopía no comenzaron el día de su visita, sino hace 20 años, cuando “México país amante de la libertad por excelencia defendió al Imperio Etiope”.

 

            Generosa gratitud la que el Emperador brindó para con el pueblo mexicano, por el  valor manifestado en la liga de las naciones para defender de la Italia fascista de Mussolini a Etiopía, lugar donde nuestro Padre ama estar, el cual defendió Jah de los ejércitos estando al frente de la batalla. Una invasión que ante los ojos de México  fue totalmente injusta y que sin temor ni duda defendió ante las poderosas potencias en cuestión.

 

            Sin ningún convenio económico entre México y Etiopía,  su encuentro se dio de una forma limpia, sin lugar a dudas, la visita Real del Emperador fue la manifestación de su misericordia y bondad. 

 

 

¡El León de Judá romperá todas las cadenas!

Todas las naciones estarán en contra del Cordero pero el Cordero los vencerá, porque Él es Rey de reyes y Señor de señores.

 

 

Para Yo y Yo textualmente reproducimos a continuación el discurso de Su Majestad Imperial Haile Selassie I Jah Rastafari como huésped de México el 19 de Junio de 1954: 

 

 

“Señor Presidente:

Las docentes palabras que acaba de expresar vuestra excelencia (refiriéndose al presidente de México Ruiz Cortines) llegan profundamente, pero no constituyen  la primera de las agradables emociones que hemos experimentado desde nuestra llegada a México ni ,seguramente, será la última. Las manifestaciones de cordial simpatía con las que nos ha recibido vuestro pueblo son, por su espontaneidad, testimonio indudable y por tanto, expresivo de ambas naciones, determinadas en unos casos por la semejanza en otros por la identidad de sentimientos y hasta de topografía de los dos países como tanta justeza ha expresado vuestra excelencia.

 

 

Nos sentimos en tierra propia

 

Habéis dicho Señor Presidente, que deseáis que nuestra estancia en vuestra patria, durante esta visita tanto tiempo ansiada, nos sea grata y placentera y a ello debo contestaros que tan cordiales y sinceros deseos son ya una realidad plenamente lograda. Lo que hemos visto hasta ahora y lo que vuestro admirable país y de sus instituciones, de sus costumbres y de los sentimientos sabemos por varios y fidedignos conductos, hacen que no nos siéntanos en tierra extraña cuando estamos en la vuestra.

 

Sr. Presidente la fraternal y viril actuación del pueblo de México en la Sociedad de la Naciones en defensa de los sagrados derechos de Etiopía, desconocidos y calculados sin más razón que la de la fuerza y otros motivos que los de ávido expansionismo nunca confesados, ni justificados, porque siempre fueron inconfesables y de imposible justificación.

 

            México esforzado campeón en tan trágicos momentos de nuestra milenaria historia y críticos para nuestra vida nacional, como Estado con más de 30 siglos de existencia soberana e independiente, la voz de México se alzó una vez más como generosa y valiente, dejándose oír en la más alta tribuna del mundo para defender como Esforzado Campeón la casa de Etiopía y con ella las de la Razón, la Verdad, la Justicia y el Derecho, y aunque por estos no alcanzó el eco ni la efectividad  de la Santidad que la causa defendida merecía, no por ello se perdió  en el vacío, pues flotando en el ambiente quedaron sus palabras, expresión del sentir de un pueblo, convencido de que hay un Dios en el Cielo y una Justicia Inminente que no pueden permitir la continuidad, tolerar la persistencia de venirse a consolidar actos injustos, a todas luces contrarias a las más elementales normas de la moral universal e incompatibles con las exigencias más simples de una convivencia internacional pacífica.

 

 

Los mexicanos quieren y defienden la libertad

 

La de sus dignos y humanitarios sentimientos y la de la unánime voluntad que me mueven y animan a este Pueblo Heroico, porque sabe lo que cuesta alcanzar la libertad y no ignora cuanto vale conservarla, la quiere, la desea y la defiende para todos por igual.

 

De acuerdo con estos actos amistosos y con las nobles tradiciones liberales que os han conquistado fama y estimación mundial, México, a través de su ilustre y distinguido ministro de relaciones exteriores Luís Padilla Nervo, ha actuado una vez más como amigo de Etiopía en la ONU para apoyar con un alto prestigio la rectificación de medio siglo de injusticia y la reunión de los hermanos de Eritrea y Etiopía bajo una misma bandera.

 

 

Imperecedera amistad entre ambos pueblos

 

 

Fue entonces Señor Presidente, cuando Hondamente conmovidos por la actitud del gobierno y del pueblo de México, nos propusimos venir un día a vuestra patria para que con nuestra presencia haceros saber de cuales sentimientos hacia vosotros se haya henchido nuestro corazón, y el de todos y cada uno de nuestros súbditos así como para aseguraros la imperecedera amistad que desde entonces y para siempre une  a nuestro pueblo con el vuestro.

 

            Vuestra historia, tan llena de hechos históricos gloriosos; y la de héroes a los que hemos rendido el más ferviente y sincero de los homenajes y los esforzados movimientos que tan profundamente han removido la estructura social y política de este privilegiado país, son Señor Presidente, fuente de inspiración para otras muchas naciones.


 

            Discurso en el Palacio Nacional de Su Majestad Imperial Haile Selassie (Fragmento):

 

1.- Empleamos en Etiopía la palabra hermanos para referirnos a México y a los mexicanos pues no podemos olvidar su fraternal y viril actuación en defensa de los derechos de nuestro país.

 

2.-  La voz de México se dejó escuchar en la más alta tribuna del mundo como esforzado campeón para defender la causa de Etiopía y con ella las de la Razón, la Verdad, la Justicia y el Derecho.  

 

3.- Nunca quiso México reconocer -y jamás reconoció- los hechos consumados porque ello hubiese supuesto la negación de los principio que siempre ha defendido.

 

Por: Iyesus Jaheat Lewie & JahZara Amlak Issacar

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